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Colegio de Profesoras y Profesores de Chile

  • Instelling
  • 1975 - actualidad

A continuación, incorporamos a esta guía la historia de la institución, extraída desde su página web: “El nuevo organismo se constituiría en 1975 amparado en el artículo 1º transitorio, que establecía que «el Ministro de Educación Pública designará las personas que deberán integrar los primeros Consejos de la institución en todo el territorio nacional y los reemplazantes de estos en su caso…» Mientras pudo hacerlo, la dictadura hizo prevalecer esta norma por sobre la electividad de los cargos en toda la estructura nacional, contenida en el artículo 5º del cuerpo legal.
El Colegio de Profesores fue organizado de igual manera que el resto de los colegios profesionales existentes: se estableció la inscripción obligatoria en él de todos los maestros, como requisito para poder ejercer su profesión.
Se entregó sólo al Consejo Nacional de Colegio toda función reivindicativa, siendo éste el único interlocutor válido ante el Gobierno y las autoridades educacionales. Una vez designados por decreto gubernamental los miembros de sus directivas nacional, regionales y provinciales,

comenzaron la tarea de inscripción de sus socios, que según el decreto ley respectivo, debían ser profesores titulados, no titulados con 10 años de servicio y no titulados autorizados por el Colegio, tanto de la enseñanza fiscal como privada. También se dedicó a la obtención de la infraestructura sobre la base del traspaso de bienes –muebles e inmuebles- que le haría la dictadura.
Pero no todos los educadores están convencidos de integrarse al Colegio. Ante esta situación, «El Presidente del Consejo Provincial Santiago del Colegio de Profesores declaró que se denunciará a la justicia, por ejercicio ilegal de la profesión, a todas aquellas personas que sirvan labores docentes y que no se hayan colegiado, una vez que terminen los plazos que se darán para tal propósito. Se indicó también que existen cerca de 10 mil profesores que no han legalizado su situación ante el Colegio» Edición internacional, semana del 15 al 21 de mayo de 1977, página 8, de El Mercurio.
Sin embargo, al lunes siguiente, en la cuenta que leyera al inicio del Segundo Congreso Nacional de Colegio de Profesores en La Serena, la presidenta de la Orden, Silvia Peña Morales, informó que los inscritos en los registros del Colegio alcanzaban a 76.551, de los cuales 72.306 eran profesores titulados y 4.245 personas que han ejercido la docencia por más de diez años, sin tener título. Se agregó que casi la totalidad de estos últimos han participado en jornadas de capacitación organizadas por las universidades e institutos docentes.
«Entre los planes del Colegio de Profesores es llegar a los 100 mil inscritos antes de fin de año», señaló. El jueves 16 de junio, el Ministro de Educación, contralmirante Luis Niemann, firmó la primera escritura adjudicando al Colegio de Profesores bienes que pertenecieron a las desaparecidas organizaciones del magisterio y que fueron costeadas por todos los maestros socios de esas instituciones.
El desarrollo de la institucionalidad gremial fue marcada por la obsecuencia de sus dirigentes designados, incapaces de contener la paulatina destrucción de los derechos docentes y, por sobre todo, de la destrucción de lo que el país conocía como Sistema Nacional de Educación.
La dictación de decretos leyes, a partir de las directivas presidenciales, fueron generando una fuerte resistencia en la masa docente, que veían con indignación e impotencia cómo los dirigentes designados no oían los reclamos ni se hacían parte de la defensa de los derechos que se conculcaban.
En el colmo de la aceptación de los dictados autoritarios, llegaron a negar la posibilidad de realizar las elecciones que la misma normativa establecía, con el evidente propósito de perpetuarse en la conducción del Colegio, negando así la posibilidad de que las voces disidentes pudieran tener expresión.
A comienzos de junio de 1984, los dirigentes tuvieron que acceder a realizar las postergadas elecciones del Colegio de Profesores. Sin embargo, y como producto del descontento frente a la mascarada democrática inventada, para los dirigentes oficialistas fueron un rotundo fracaso. Según cifras del Gobierno, se registró una abstención del 87%, aunque fuentes opositoras aseguraron que ésta había superado el 90%.
La abstención había sido la consigna levantada por el Comando por la Democratización del Colegio, presidido por Gastón Gilbert, quien había denunciado que, en la práctica, «los mecanismos imposibilitaban que un dirigente no designado llegara a la directiva nacional.»
El Colegio de Profesores era el único de los gremios profesionales que mantenía dirigentes designados. Tal era la sujeción de los dirigentes a los dictados de la fuerza militar, que ellos mismos solicitaban a un tal mayor Morales la nominación de determinados docentes en cargos de dirigentes en el país y en la Región Metropolitana.
Pero el Ministerio de Educación hubo de ceder a la presión magisterial y fue así como los días 26 y 27 de diciembre de 1985 se realizaron los comicios. Su sola realización era un primer triunfo de la oposición en el Colegio. En esto había jugado un rol importante el Comando por la Democratización del Colegio, que presidía Humberto Elgueta Guerín y que lo componían docentes de todas las corrientes opositoras, entre ellos el radical Franklin Recabarren, el democratacristiano Alfonso Bravo, el socialista Carlos Vásquez y el comunista, Julio González.
El 3 marzo de 1986 se realizó la proclamación de la nueva Directiva Nacional del Colegio. En la oportunidad «el nuevo presidente, Osvaldo Verdugo, se dirigió a los asistentes al acto reafirmando su compromiso de convertir al Colegio en un defensor de los derechos del magisterio».
El 27 de ese mes, asumió oficialmente la nueva directiva. Esto constituyó una gran derrota de la dictadura: una institución creada por ellos y para ellos, pasaba a ser dirigida por la oposición y el Colegio de Profesores se convertía, por una decisión democrática del profesorado, en uno de los pilares en la lucha por la libertad que llegaría años más tarde para toda la Nación.
(Un desarrollo pormenorizado de todo el período, se encuentra en el libro «Historia del Magisterio Chileno», del profesor Iván Ljubetic Vargas. Ediciones Colegio de Profesores, Santiago de Chile, 2003.).”

Olga Poblete de Espinoza

  • Persoon
  • 1908-1999

La ciudad de Tacna estaba bajo la administración del Estado de Chile cuando en 1908 nació Olga Poblete Poblete, hija de una joven Luisa quien se hizo cargo sola de su crianza. En 1915 llegaron a Santiago y Olga ingresó al Liceo de Aplicación de Niñas.

En la década siguiente, ingresó al Instituto Pedagógico de donde se graduó como Profesora de Historia y Geografía en 1929, lo que la llevó a trabajar en el Liceo de Niñas N°2 y N° 3.

Por medio de Irma Salas, se incorporó al recién creado Liceo Experimental Manuel de Salas, donde asumió la dirección del Departamento de Ciencias Sociales. La misma Irma Salas fue quien la puso en contacto con Marta Vergara, Graciela Mandujano y Elena Caffarena con quienes integró el Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH). Esta organización tenía como eje principal conseguir el voto femenino para todo tipo de elecciones, ya que este estaba permitido únicamente para las elecciones municipales y sólo desde 1934. Por esos años también contrajo matrimonio con Humberto Espinosa quien, según su hija María Eugenia, fue de gran apoyo para la carrera de Olga, pues en una época donde el ideal general era que la mujer se quedara en la casa al cuidado de los hijos, fue él quien asumió gran parte de ese rol.

En paralelo a sus actividades escolares y de militante feminista, Olga se preocupó de seguir perfeccionándose. Es así como llegó a la Universidad de Columbia a mediados de la década de 1940 para cursar un magister. Según sus propias palabras, en Estados Unidos se intensificó su sentimiento antimperialista lo que la empujó más hacia el pensamiento de izquierda, pese a ello, declaró no haber sido nunca militante ni del Partido Comunista ni del Partido Socialista.

La Universidad de Chile y la formación de nuevos docentes fue muy importante para ella. Juan Gómez Millas la llamó como docente auxiliar a inicios de 1950 y en 1952 decidió que la cátedra de Historia Universal se dividiría en tres. La parte medieval se la entregó a Mario Góngora, la visión económica de la historia de occidente se la cedió a Hernán Ramírez Necochea y la parte de Europa y Asia del siglo XIX y XX se la encomendó a ella. Desde esa fecha hasta su jubilación en 1973, parte importante de su vida estaría ligada profesional y emocionalmente a la Facultad de Filosofía y Humanidades.

Con su cada vez más amplia red de contactos y su posicionamiento titular en la Universidad, la figura de Poblete empezó a tener reconocimiento internacional. Integró la filial chilena del Movimiento Mundial por la Paz y recibió y en 1962 recibió el Premio Lenin por la Paz.

Participó también en la organización de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo en el Tercer Mundo, (UNCTAD III). Consecuente a su pensamiento, apoyó al gobierno de la Unidad Popular hasta su caída, algo que la golpeó duramente. Tal vez por no pertenecer a la primera línea, Olga no fue detenida ni su casa allanada, no así la Universidad que fue intervenida por la Dictadura.

A poco andar tras el Golpe Militar, empezó a organizar clases clandestinas a obreros ya coordinar canastas alimenticias en las poblaciones.

Ya en plena dictadura, junto con Elena Caffarena y Julieta Kirkwood fundaron el MEMCH´83. La primera generación y esta nueva vanguardia coordinaron más de 14 movimientos feministas opositores a la dictadura. Pese a su edad- ya pasados los 70 años- su energía seguía siendo la misma que aquella joven profesora que apoyó al Frente Popular en la década de 1930. (Fuente: https://www.bibliotecanacional.gob.cl/noticias/olga-poblete-la-paz-no-se-espera-se-conquista)

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